sábado, 8 de mayo de 2010

Erase una noche...

En una noche oscura, fría y húmeda de 1896 en la campiña irlandesa a 30 kilómetros de Glasgow una sombría figura se alza en lo alto de una colina con su silueta recortada por la niebla. Todo hasta donde alcanzaba la vista salvo las luces de los hogares de un pequeño pueblo cercano al bosque se hallaba cubierto. La silueta miro al cielo mientras la luna se cubría de nubes y comenzaban a caer gotas. Dejo que la lluvia le acariciase el rostro y se cubrió con la capa mientras espolea su montura dirección al pueblo. Se dirigió a la casa mas alejada del pueblo, una casa mas acogedora de lo que se intuía de lejos, quizás por la idea de un fuego caliente o un techo. Un hombre abrió la puerta cubierto por la penumbra de la luz que había a su espalda y le invito a pasar. Nuestra misteriosa figura asintió con la cabeza y desmonto del caballo. Entro en la casa y deje la capa junto al fuego para secarla. A l luz del fuego apreciamos que es un hombre entorno 30 años de estatura media y complexión normal, tiene el pelo castaño y la mirada perdida, con una ligera expresión de melancolía. Viste un pantalón negro abombado a la altura de la pantorrilla que imita los de los viejos maestros de esgrima, unas botas de cuero altas y una camisa de lino blanca con mangas pomposas y ornamentadas. Y por indicación de los anfitriones me siente frente a ellos, un hombre y una mujer pelirrojos de 23-25 años.




-Perdone que le hagamos venir en una noche como esta pero no sabemos que le pasa a nuestro hijo y nos dijeron que usted nos podría ayudar.- dice el hombre mientras aprieta la mano de su mujer- Dicen que usted se dedica a casos especiales.- El extraño se limito a mirar en silencio aumentando la tensión de la conversación- Hace 3 días nuestro hijo desapareció de su cuna y lo encontramos en el bosque junto al viejo roble. Nos alegramos de recuperarlo y no le dimos importancia a como desapareció pero…- respiro hondo y continuo- En ocasiones nos mira con unos ojos que no son humanos, entre lloros distinguimos palabras cargadas de malicia y se ríe de nosotros como solo un diablo haría. Por dios tiene que ayudarnos.

-Deme estas tenazas de la chimenea- mientras se levantaba- Su hijo no esta poseído, para empezar no es su hijo sino un duende que ha cogido su aspecto- tras coger las tenazas se dirigió al cuarto- Es su retorcido concepto del humor.



En el cuarto se limito a acercarse a la cuna, allí había un pequeñajo pelirrojo regordete que le miraba con una expresión cargada de burla, pero cuando levanto las tenazas de hierro el extraño su mirada se torno en horror. Para sorpresa de los padres vieron como su hijo se trasformaba en un ser de leyenda entre gemidos de dolor, insultos y suplicas.



-Donde esta.- Se limito a decir el extraño con una voz de autoridad inaudita, en su expresión solo había determinación, como si mirándolo lo pudiera transmutar en el bebe.

-Pregunta a mis hermanos del bosque yo solo cumplo ordenes, todo esto era una broma.-Juntando las manos a modo de suplica-Si me sueltas prometo llevarte con ellos.-Como respuesta acabo en el suelo.

El extraño siguió a su nuevo guía y sin volverse dijo a los padres de un modo tal que no se sabía si era para consuelo o desdicha de ellos.- Están jugando a un viejo juego, se llevan un niño y obligan a un hombre a recuperarlo participando en una estúpida apuesta. Si gana lo recupera si no será un duende mas al servicio del Rey Duende.



Siguió al pequeño duende hasta el viejo roble, miro su reloj eran cerca de las 12, el espectáculo estaba apunto de empezar. El claro en torno al viejo roble cubierto de hierba y flores comenzó a cobrar vida. Primero uno, luego dos y luego de cinco en cinco fueron apareciendo duendes de todo tipo. Uno de ellos, un leprechaun me miro de parte a parte.



-No creo que al señor del bosque le guste que un humano ande por sus dominios a estas horas.- Dime humano como has llegado aquí y a que has venido.- Dijo el viejo duende

-He venido siguiendo la vieja costumbre al claro donde os reunís a aceptar el desafío para recuperar al niño de los O’Connahan que vosotros raptasteis.

-Vaya, vaya un conocedor de las viejas costumbres. Entonces asumo que conoces las consecuencias de faltar a tu palabra o de tu fracaso.-Dijo con una inquisidora mirada.- Bien pues, debes internarte en lo mas hondo del bosque. Allí hace muchos años un cura encerró a nuestras hermanas hadas por… digamos que traviesas. Debes quitar la cruz de hierro frente a la cueva y raerlas ante nosotros si derramar una sola gota de su sangre.

-Acepto. Asegúrate de que el niño este aquí a mi regreso o no será la sangre de las hadas la que derrame.-Dijo con un aire de burla que encerraba una amenaza.

-¡Vaya, un humano con sentido del humor! Pero recuerda que no solo los duendes sangran.- Dijo con un sombrío aire de amenaza.



Tras dos horas de andar en la penumbra solo iluminado por un tenue farol diviso la cueva, al menos había parado de llover. Al coger la cruz observo que a juzgar por la cruz debían llevar siglos allí encerradas. Y antes de reaccionar docenas de hadas furiosas se le abalanzaron. Años de encierro minan la cordura de cualquier mortal, por lo que siglos de encierro no debe ser diferente para un inmortal. El extraño se limito a coger la cruz y esperar que se le lanzaran encima como un enjambre furioso. En ese momento les mostro la cruz y grito.



-Lo siento mucho pero…¡En el nombre de Dios os ordeno que desaparezcáis!



Y como fulminadas por un rayo cayeron todas, con delicadeza una por una las guardo en una caja de madera que llevaba a cuestas y volvió para el claro sin prestar atención a la risa que salía de la cueva. Una vez en el claro volvió a ver a los duendes que le miraban con suspicacia, malicia, curiosidad e incluso temor.



-Aquí las tienes, ahora dame al crio.



Le entrega la caja con las hadas e inmediatamente coge una con delicadeza y se la come sin compasión, si al extraño le repugna o sorprende no lo muestra en su rostro. Complacido el leprechaun le cuenta que ellos no tiene al crio si no el trol que vive bajo el puente que cruza el rio al castillo de Draholmme tras robárselo a ellos.



-¿Un trol de rio? Maldito embaucador se suponía que lo tenías tú. Me has engañado, esto lo pagaras.

-Te equivocas yo no te engañado en ningún momento dije que lo tuviera tu viniste dándolo por sentado.



El extranjero se acerco con cautela al rio, pues sabia que el hierro, las plegarias, las cruces o las armas tendrían efecto, así que decidió tender una trampa. Preparo un cepo para osos en el suelo y con el aceite de piedra de la lámpara preparo un par de bombas incendiarias con una mecha. Por suerte a pesar de su vitalidad y fuerza antinatural los trols no son famosos por su astucia. Se acerco y le provoco con insultos y gritos. El trol un ser humanoide encorvado de dos metros y brazos musculosos mas allá de lo imaginable vociferando corrió tras el como una polilla tras la luz. Cuando piso el cepo perdió el equilibrio, momento que aprovecho para prender la mecha y arrojárselos a su cuerpo tendido en el suelo. El fuego impediría que curara sus heridas durante el tiempo suficiente para ir al puente y recoger al niño si no se lo había comido. La morada del trol no era más que piedras y esqueletos apilados en forma de una primitiva casa dentro de la cual encontró al pequeño. Ya de vuelta al caballo el tol le gritaba gritos de venganza y muerte, pero también le grito traidor. En ese momento se quedo rígido y pensativo, que le paso por la mente es un misterio pero lloro. Con los ojos todavía llenos de lágrimas dejo al niño en la alforja de su caballo y desenvaino una espada y fue hacia el trol. Alzo el arma y el trol cerro los ojos esperando el golpe mortal. Se oyó un sonido de succión pero el trol no estaba muerto dejo la espada clavada a la altura de su mano mientras el extraño se marchaba frotándose los ojos.



-Hago lo necesario para sobrevivir, como vosotros. Pero la gente normal necesita ayuda contra los seres como vosotros. Se acerca el cambio de siglo, una era de conocimiento basado en la ignorancia de los conocimientos antiguos. Es momento de que avancen y olviden los duendes, ángeles, demonios y fantasmas que forman parte del pasado. Y cuando os olviden, vosotros y la gente como yo desapareceremos. Considera esa espada mis disculpas, este lugar estar pronto lleno de duendes con ganas de ajustar cuentas, úsala como consideres.



Monto al caballo y tras comprobar que el niño estaba bien marcho. Tras el solo dejo un sonido húmedo y apagado seguido de un coro de grititos de frustración. Llego a la casa y entrego al muchacho. Los padres se deshicieron en lloros de alegría y agradecimientos. Tras cobrar lo debido el extraño marcho de la casa, del pueblo y del valle sin decir una palabra más. Nadie supo su nombre, ni de donde venia, ni como recupero al hijo de los O’Connahan. La gente comenzó contar relatos llenos de fantasía con combates contra monstruos, de un héroe medio demonio y de tesoros escondidos. Pero todo héroe necesita de un nombre y le bautizaron como Duine ar Bith, que traducido del irlandés antiguo significa Nadie.



Esto intenta ser una recopilación de la verdad tras la leyenda de un hombre que vivió como pudo y fue recordado como leyenda. No intentare ensalzar su figura, ni adornarla, ni adornarla. Fue un hombre que cometió actos de gran nobleza y crímenes atroces. Un hombre que conoció el dolor de la pérdida, que perdió su identidad y que se reencontró consigo mismo. Un hombre que lo sacrifico todo por quien amo y por quienes ni siquiera conoció.

1 comentario:

  1. Todo lo que tiene que ver con la Isla Esmeralda me encanta^^

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