Dicen que hay cosas que habitan en las sombras y que acechan en busca de presas. Se dice de ellos que son seres horribles y sin entrañas pero yo creo que lo único que buscan comprensión. Siempre morando en las sombras temiendo a la luz debe de causarles una necesidad imperiosa de conocer como es. Pero como conocer algo que te desprecia y te teme, algo que cuando te ve, huye o te ensarta con espadas de hierro y plata. Mi abuelo me contaba un antiguo cuento sobre cuando uno de esos moradores busco su propia definición en el mundo de la luz.
Cuentan que hace mucho tiempo cuatro hombres sabios comentaban de forma distendida sobre el bien y el mal mientras cruzaban un precioso bosque otoñal. En una zona umbría un niño de aspecto alegre les ofreció agua de pozo. Pararon a descansar y beber, momento que aprovechó el niño para comentarles que no pudo evitar escuchar su conversación. Les pidió pues amablemente que le explicaran que son los seres que moran en la sombra y que relación tienen con los de la luz. El más anciano de los cuatro le contesto “Su nombre es Maldad, La ausencia de toda luz celestial, su oscura contrapartida, atrapada en una lucha sin final.”. La respuesta pareció turbar al niño que bajo la mirada y murmuro débilmente “Así que la lucha será eterna. Ahh. Me has enseñado el fatalismo. Me has enseñado la inevitabilidad. No son lo que necesitaba…”. El niño se desvaneció entre las sombras mientras el anciano que respondió comenzó a hacer gestos y ruidos antes de caer inerte al suelo muerto. Los tres restantes se asustaron sin llegar a comprender que pasaba, lloraron la muerte de su compañero y tras darle una rudimentaria sepultura continuaron su camino. Al día siguiente el hambre les ataco y uno de ellos decidió salir a cazar. Tras horas de búsqueda logro avistar y dar caza a un ciervo blanco. Cuando se dirigió a destripar a su presa el ciervo comenzó a hablar y pregunto “Dime, hombre, ¿Qué es el Mal?”. El joven visiblemente turbado frunció el ceño asqueado ante la visión del ciervo muerto que le estaba hablando. “¿El Mal? El mal es el cenagal de la ignorancia que nos retiene en nuestro ascenso hacia la luz inmortal. Algo vil y despreciable, algo que quitar de las sandalias como el excremento de un animal.” El ciervo se levantó chorreando sangre por sus heridas y contesto “¿Soy tan bajo y aquel al que sirves tan alto que no hay posibilidad de que nos respetemos? Hombre, me has enseñado el desprecio.”. Cuando sus dos compañeros llegaron encontraron a su amigo muerto y una mujer de aspecto seductor sentada sobre su cadáver. La mujer los miraba con ojos vacíos y cansados, antes de que pudieran decir nada el comenzó. “Hombres… mi ansia de conocimiento crece mientras que mi paciencia disminuye. ¿Será respondida mi pregunta o tendré que destruiros y acabar con la angustia que me causa vuestra presencia?”. “¡No! Te lo prohíbo por la voz que habla en todas las cosas…” Exclamo el tercer sabio visiblemente airado. “No habla en mí. En mí solo hay la odiosa molestia de una pregunta irresoluble. Dime, hombre. ¿Para qué sirve el mal?” le interrumpió la mujer con desdén. El tercer sabio contesto inmensamente irritado, frustrado e iracundo por lo sucedido “¡El mal solo existe para ser vengado, para que los demás vean la ruina que supone enfrentarse a la gran voz, y se plieguen a su voluntad, temiendo su castigo divino!”. La mujer replico pausada y calmadamente pero con un siniestro brillo en sus ojos “¿Y qué hay de los años de tortura que he soportado, incapaz de abordar su brillo enloquecedor y acallar el dolor que despertó en mí? ¿Acaso eso no exige un castigo divino? Hombre solo me has enseñado la venganza… Desaparece y deja que disfrute de la soledad.”. El cuarto sabio se limitó a observar impotente como las sombras engullían a su compañero. Se quedó mirando a la mujer la cual le pregunto “Hombre, has venido a mi sin arrogancia, desprecio o ira. En este lugar extraordinario eres extraordinario. ¿Puedes ofrecerme respuestas?” “No… puedo…”- titubeo y continuo- “Ellos eran más viejos y sabios y no supieron contestar. Yo no entiendo de filosofía ni religión solo se de plantas y animales. El gusano se come la hoja. El pájaro se come al gusano. El suelo absorbe al pájaro muerto. La planta se alimenta del suelo… ¿Es malvado el gusano? ¿Es malvado el pájaro? ¿Es malvado el suelo? ¿Dónde está el mal en el bosque? Quizás el mal… es el humus… formado por la virtud descompuesta… y quizás de esa… marga siniestra y oscura… de la que surge la virtud más fuerte…”. La mujer sonrió y le contesto “Ya veo hombre… Parte tan libremente como has llegado”. Tras desaparecer en la penumbra la extraña mujer el último sabio continúo su camino con la extraña sensación de que debería estar enfadado con ese ser que mato a sus compañeros. Pero conforme avanzaba se resignó y asumió la verdad, solo hizo lo que se esperaba de él y lo que le hubieran hecho de ser la situación al revés. Bien y mal no son más que dos caras de una misma moneda.
Inspirado en la saga de American Gothic de La cosa del pantano escrita por Alan Moore. Gracias Alan Moore por convertir viajes de ácido en obras maestras del comic.
Vaya vaya, si esa saga es tan buena como tu historia definitivamente tengo que leerla. Me encanta entremendamente XD. Creo que podríamos tener una larga e interesante charla sobre estos temas un día de estos.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste ^^.
ResponderEliminarLa saga esta muy bien, vale tiene algunos episodios que son un jodido viaje de acido (literalmente) Pero en si esta muy bien recupera el clasico de las jistorias de terror y siempre tienen moraleja. Concretamente de esta historia el mdialogo que mantienen es un calco del capitulo mas alla de cielo e infierno. Simplemente le di el contexto apropiado a mi gusto (si te lo lees veras que no se parecen en nada XD). Pues si chica te recomiendo que te los leas, siempre puedes ir a imagenes a leer sin compromiso XD.