jueves, 16 de febrero de 2012

One more soul to the call: Regreso al hogar

Paris (Francia) 11 de la noche. Una mujer se despereza mientras intenta coger un móvil que suena despertándola de un profundo sueño.

-¿Quién es?- Dijo apenas consciente de llevarse el aparato al oído. –Buenos días Sra. Fronsac. – Dijo una voz femenina fría y sin tono. –Hardy, si no le importa- respondió la mujer claramente molesta. –Solo una amiga de la Helen West. La señora Fronsac sintió un escalofrió en su espalda, consciente de la situación se apresuró a decir. –Perdone pero creo que me confunde…-. -Yo no colgaría el teléfono Isabella, ¿Puedo tutearla, no? Solo busco una compensacion.- resono la voz al otro lado del teléfono tan desapasionada y fría que Isabella fue incapaz de colgar el teléfono.- Al fin y al cabo usted debe pagar mis 10 años de silencio. –¿Y si me negara a pagar?-Respondió Isabella tajante con una seguridad que realmente no tenia. –Pagara, le gusta demasiado su nivel de vida como para perderlo por un poco de dinero.- resonó la voz profundamente resentida–Señora Fronsac es muy sencillo, usted traerá 500.000 dólares a Silent Hill antes de 24 horas o hablare con su marido. –¿Como sabré donde entregarlo?-Respondió Isabella mientras buscaba una solución al problema.–Adivínelo-Fue la escueta respuesta que recibió, después solo escucharía el pitido del teléfono.



Y allí estaba ella mirando al teléfono con la vista perdida en el pasado. Pensó en Silent Hill, en los motivos que le llevaron a irse y a cortar lazos con su pasado. Se levanto de la cama y con la mano temblorosa se sirvió un vaso de wiski que vacío de un solo trago. Mientras se servía otro vaso cogió el teléfono y llamo. –Aerolíneas Airfrance en que podemos ayudarle.-Resonó al otro lado del teléfono la voz de un hombre. –Quiero reservar pasaje en el próximo vuelo que salga hacia Virginia Occidental, Estados Unidos.- Mientras ultimaba los detalles por teléfono comenzó a recoger algo de ropa, pasaporte y demás enseres. Por ultimo vacío de un trago otro vaso y abrió la caja fuerte para sacar el dinero. –“Señora Fronsac”, alguna ventaja tenia que tener este apellido.- Se dijo así misma intentando olvidar las imágenes que le atormentaban. Y allí mirando las luces de Paris desde su ventana volvió a llamar por teléfono.



Richmon (EE.UU.) 5:30 de la tarde. Un hombre regresa a su casa tras un tedioso día en la universidad. La puerta se cierra estrepitosamente tras el y deja caer las lleves sobre el aparador del recibidor y mira a su alrededor. De haber una visita se hubiera asustado al ver aquel desorden pensando que habían robado en aquel pequeño y oscuro apartamento de los suburbios, pero allí nunca vienen visitas. Avanzo a trompicones apartando a patadas libros de teología de las más diversas confesiones, cristianos, budistas, taoístas, tribus mesoamericanas y así un largo etcétera. Allí en el sofá se mirando el techo tanteo con la mano el revolver que guardaba debajo del sofá. Y como cada día repitió el mismo ritual, reviso el arma puso una bala en el tambor y lo hizo girar, apoyo el cañón en la sien y con una plegaria en los labios apretó el gatillo. “Click” fue el único sonido que perturbo el silencio reinante, soltó el revolver y comenzó a sollozar como cada día hiciera desde hace años. Y habría continuado llorando toda la noche de no interrumpirle el teléfono. Al principio resolvió ignorarlo pero no cesaban las llamadas, regiro el suelo lleno de apuntes, exámenes y libros hasta hallar el aparato.



-¿Diga?- Fue su escueta contestación intentando controlar sus sollozos sin éxito. –Hola Alexander cuanto tiempo.- respondió una familiar aunque voz de mujer. –Isabella, que se te ofrece.- El tono pusilánime que antes adoptara se troco en furia mal disimulada.-Te hacia lo suficientemente feliz en Paris como para no volver a tener que escuchar tu voz. –Lo se hermanito, pero necesito un pequeño favor. Esperame en la vieja casa de Brahams, tenemos un pequeño problema. Alguien me esta haciendo chantaje.-respondió Isabella. –En primer lugar no me llames “hermanito” y segundo que te hace pensar que me importa lo mas mínimo tus problemas.-replico sin molestarse en contener su ira. –Siempre igual tan inteligente y tan sumamente estúpido. Piensa un poco en cual puede ser el motivo del chantaje.-Sentencio Isabella como quien habla con alguien demasiado estúpido para vestirse solo.-Alguien lo sabe y si yo caigo os arrastrare a los dos. –De acuerdo Isabella, que quieres que haga.- Pregunto suspirando Alexander. –Llama a Kart y reuníos conmigo en Brahams yo cogeré el avión en unas dos horas aproximadamente así que llegare allí sobre las 4 de la mañana.



La idea de que les hubieran descubierto, de que tras diez años de mentiras y pesadillas todo saliera a la luz le arrojo en medio de un torbellino de emociones. Por un lado se sentía aliviado ya que por fin recibiría el castigo que merecía, que anhelaba en lo mas profundo, pensaba mientras extraía la bala del tambor y la observaba con detenimiento. Y allí se quedo mirando la bala en todos sus detalles como si  nunca hubiera visto una antes. En ese momento el teléfono sonó y tal fue el susto que se le cayo de las manos el teléfono. Precipitadamente lo cogió y se apresuró a contestar por teléfono –¿¡¿Isabella que demonios quieres ahora?!?-Contesto Alexander mas asustado que enfadado. -¿Isabella?... Me temo que se equivoca.-Respondió la voz del teléfono con un bufido- No, soy una vieja amiga de Helen West. –Mi hermana ya me advirtió de su chantaje.-Respondió Alexander como quien sabe mas de lo que en realidad sabe.-A mi no me sacara… -¿Dinero? – corto secamente la cháchara de Alexander- Ni quiero tu dinero, ni tu lo tienes. Me tienes miedo ¿Verdad? Puedo notarlo en tu respiración. Y tienes motivos tú eres el peor de los tres, pero tranquilo no busco venganza.-Su voz sonaba fría y monótona, totalmente carente de pasión.- Eres demasiado patético,-remarcándolo con una risilla desdeñosa- seguramente intentaras suicidarte tu solo. Solo acuérdate de que tu hermana este mañana en Silent Hill, tenemos que celebrar un aniversario.



Extrajo una caja de balas, la deposito sobre la mesa con suma delicadeza y guardo en ella la bala que había estado observando. De mas cerca se podía apreciar que la caja tenia una cinta roja en la que se leía con letra firme “Balas de fogueo”. Tenia miedo; miedo a su hermana, miedo de la cárcel y sobretodo a la muerte. Seria culpable pero no quería morir ni pagar por ello. El miedo sustituyo a la culpabilidad.



Pasaron los minutos lenta e inexorablemente, una idea cruzo su mente y movido por un resorte invisible busco el teléfono de “Kart” en su agenda y marco el número. Hacia años que no hablaba con Isabella, pero con Kart desde que paso todo aquello no supo nada. En realidad era en parte mentira, tenia su teléfono por pura casualidad ya que hace unos años Kart le llamo para pedirle dinero prestado, cosa a la que se negó Alexander de plano. Y allí estaba, llamándole para pedirle que viniera hasta Braham para enfrentarse a alguien que los vio y quería chantajearles. Marco los números del teléfono y cuando por fin alguien cogió el teléfono dijo. –Buenas tardes ¿Esta Kartson?-Pregunto Alexander. –¿Quien lo pregunta? –sonó una voz de hombre al otro lado de la línea mas tensa que extrañada. –Disculpe mis malos modales, soy Alexander Hardy un viejo amigo de Derek.-Respondió Alexander-¿Puede ponerse al aparato? –No, no puede. Derek murió en un accidente de trafico hace dos años.-Respondió la voz antes de colgar el teléfono. Dio un golpe en la mesa haciendo saltar algunas balas en todas direcciones y estampo la caja en el cajón para extraer otra caja con la tapa rota. El miedo dio paso a la ira, ira por el hecho de que tras tantos sufrimientos fuera a ir a la cárcel, ¡No podía permitirlo!

La ira se volvió odio, un odio frio contra su hermana. Decir que ese odio apareció espontáneamente seria faltar a la verdad, gestado durante años y alimentado con la soledad simplemente necesitaba una chispa. Sí, alguien pagaría por el pasado pero no seria el y si no podía cargarle el muerto a Derek solo quedaba una opción. Si tenia que caer no lo haría solo. En la destrozada tapa de cartón se leía “Munición Smith & Wesson: calibre 32” y comenzó a cargar el arma.



Detroit (EE.UU.) 5:55 de la tarde. La voz de un hombre resuena en una casa al lado de un taller de reparaciones. –¿Quien lo pregunta?-Su voz era tensa como la de alguien que ha sido descubierto haciendo algo indebido-No, no puede. Derek murió en un accidente de trafico hace dos años.- Colgó el aparato y se dirigió corriendo hacia el taller y aunque su gesto era fiero sus ojos delataban una profunda pena.

Suena un teléfono en la oficina de un taller familiar, una mujer de unos 26 años coge el teléfono.–Taller Smith y Smith, en que puedo ayudarle… Si, ¿Un Ford del 92 y de color blanco? … ¿Puede decirme la matricula? ¿Matricula 4B 1459?... Lo siento pero no nos consta… Claro, claro, un momento por favor.-Tapando con la mano el auricular del teléfono la mujer grito para hacerse oír por encima del ruido ambiental-John, cariño. Una mujer al teléfono, quiere hablar contigo, dice que nos dejo un coche para reparar pero el coche no aparece en los registros.



Un hombre joven de pelo rubio y de penetrantes ojos azules soltó la llave inglesa que sostenía y mientras se quitaba la grasa de las manos con un trapo se dirigió a la oficina. Una vez en la oficina intento darle un beso a la mujer que lo rehuyó con una sonrisa traviesa. –John, ahora no, coge el teléfono. Dijo la mujer mientras le ofrecía el teléfono.-Aquí John, soy el encargado del taller ¿En que puedo ayudarle?- Respondió John mas atento del trasero de su mujer que se alejaba dirección a los lavabos. Vera como ya le dije a su secretaria-dijo una voz de mujer. Es mi esposa y por tanto es también propietaria no una secretaria- Corto secamente John con un timbre que denotaba fastidio, detestaba que se refirieran a ella como secretaria. De hecho Susan, su esposa, es una gran mecánica y mejor que la gran mayoría de mecánicos que ha conocido. Y no soporta, no permitía que por ser mujer la degraden a secretaria. Disculpe. -Resonó la voz como si le molestase la interrupción- Deje un Ford del 92 de color blanco y quería saber como estaba. –Ni consta en los papeles, ni recuerdo ese coche. Debe haberse equivocado de lugar.-Respondió John mientras revisaba los papeles. –¿Seguro? La matricula es 4B 1459-En ese instante John sintió como si le arrancasen las tripas- Derek ¿Como puedes olvidar tu propio coche? Ahora escucha atentamente, mañana tendremos los cuatro una pequeña reunión en Silent Hill para celebrar el 10 cumpleaños. Te esperamos, y tranquilo si no vienes le indicare a la policía donde puede encontrar tu coche para que te lo devuelva. Son gente muy agradable, aunque eso tu ya lo sabes verdad Derek o prefieres John. Si, mejor John no queremos que tu mujer conozca tu nombre es muy feo. –Dijo antes de colgar la misteriosa mujer al otro lado de la línea. Y John petrificado, horrorizado ante la sola idea de evocar esa noche. De todas las cosas de su pasado que esperaba que volvieran para morderle en el culo esta era la ultima de ellas sin duda alguna. Si se descubría esta vez no serian dos años en la cárcel; no, seria la perpetua como mínimo. Perdería todo cuanto e logrado, debía hacer algo.



Susan se acercó a Derek por la espalda y le dio un tierno abrazo y le susurro cosas al oído que cayeron en el olvido pues su mente viajaba por el pasado. Derek colgó el teléfono saliendo de su ensimismamiento giro sobre sus talones y mirando fijamente a los ojos a Susan con ademan decidido le dijo. –Susan, ¿Confías en mi?- Aquel comentario cogió desprevenida a Susan que no acertaba a entender que pasaba limitándose a asentir con la cabeza. Pero antes de continuar apareció tras la espalda de ella otro hombre el cual le propino un puñetazo en la cara a Derek haciéndole caer sobre la mesa. –Desgraciado como has podido intentar jugármela después de todo este tiempo.-Se limito a decir un hombre de unos 45 años con la cabeza rapada y un elegante, aunque barato, traje que desmentía su actitud de matón a sueldo. –Eso es mentira yo no le he dado este numero a nadie, te dije que rompí con mi vieja vida cuando acabe la condena, sabes que no os traicionaría.- Contesto furibundo el agredido tapándose con la mano la nariz ante la desconcertada mirada de Susan. -Valiente desgraciado. Como se te ocurrió darle el numero de casa a nadie, ¡Y no me mientas! Ha llamado preguntando por Derek Kartson un tal Alexander Hardy. Si me entero de que estas usando este local para tus chanchullos te mato sin dudarlo, incluso delante de mi hermana. –Continuo agarrándole por el cuello de la camisa mientras levantaba el otro puño. Susan rauda como una flecha intervino agarrándose al brazo de Clark que se aprestaba a descargar el puño sobre la cara de Derek gritándole. –¡Hermano no le hagas daño! Déjale explicarse como mínimo.- Derek aprovecho ese instante de duda de Clark para zafarse de su presa y explicarse. –Clark tienes que entenderlo, necesitábamos dinero para montar el local y llame a un viejo conocido que me debía un favor para pedirle dinero. –Dado que aquella información no mitigaba la ira de Clark continuo explicándose. –No es lo que piensas, solo es un profesor de la universidad de Richmond. Poco a poco Clark pareció calmarse aunque en su mirada podía seguir leyéndose un odio feroz, cuando por fin recupero la compostura se limito a decir. –Debiste consultarme aquello antes. Y da gracias a que estas casado con Susan si no te habría matado.- Fue su única respuesta mientras se marchaba por donde vino, cuando cruzo el umbral de la puerta y mirándole fijamente dijo. –Pero si me entero que es mentira ya puedes comenzar a huir.



Susan le estaba curando la nariz a Derek, habían tenido que cerrar antes de hora para que nadie viera el destrozo que organizo Clark mientras volvía a la casa común. Derek, yo…-Intento romper el silencio Susan. –Es John. Nunca mas me llames por ese nombre.- Fue la respuesta desabrida y llena de resentimiento con la que Derek la atajo. Al mirarla a la cara su gesto se relajo y ahora en tono mas conciliador continuo. –Mi amor, sabes que rompí con aquella vida, ya no me dedico a robar y a trapichear. Estoy limpio y te lo debo a ti. Pero tu hermano me preocupa, -Susan escondió la cara de la vista de su marido- No escondas la cara, ambos sabemos que es peligroso. Si, es verdad que me cubrió las espaldas en la cárcel y nos ayudo a montar el negocio… pero ambos sabemos que tenemos que marcharnos de su lado. Susan asintió en una ambigua y silenciosa complicidad.



-Entonces… John, que quería ese viejo amigo tuyo. ¿Porque te llama ahora después de tantos años? –Aquella pregunta no solo tuvo la virtud de sacar a John de sus divagaciones si no que logro que su cerebro por fin reaccionara. Como un rayo la lógica le fulmino, hasta ahora no había caído, la sucesión de hechos lo tenia desorientado pero ahora todo encajaba. La llamada misteriosa de esta tarde y la de Alexander tenían solo dos cosas en común, un suceso que acaeció hace 10 años, algo que nunca debería de saberse. –Tranquilo amor me llamaba por que era el aniversario de la muerte de una vieja amiga.- Mintió descaradamente intentando poner su mejor cara de timador. No quería mentirle pero no podía decirle la verdad. –Tu tranquila hare una visita rápida a su tumba y vuelvo en cuanto pueda. Y después nos iremos de aquí para siempre. Susan le beso fugazmente y mientras se marchaba a casa a preparar la cena a Clark le sonrió radiante. –Vuelve pronto John y marchémonos.- Pero John veía en sus ojos decían que jamás abandonaría a Clark.



Desechando esas ideas de su cabeza preparo las cosas indispensables en estas situaciones, su documentación falsa y su pistola. Mientras comprobaba el cargador volvió a pensar en Clark. Clark y Derek se conocieron en la cárcel, Derek estaba por robo de coches y Clark por abrirle con una pala la cabeza a su jefe que lo despidió por violento. Mientras estaban en la cárcel trabaron amistad y Derek le convenció para montar un taller mecánico. Clark accedió y les ayudo a conseguir el dinero una vez salieron. Ambos cambiaron de identidad y se mudaron con Susan a Detroit. Allí iniciaron una nueva vida, John (como se hacia llamar ahora Derek) y Susan trabajaban en el taller mecánico que abrieron mientras que Clark encontró trabajo como vendedor inmobiliario. Todo fue bien hasta que descubrió que John y Susan estaban saliendo. Un hombro dislocado y dos costillas rotas fue el resultado de la compresión de Clark hacia John. Solo la amenaza de abandonarlo de su hermana le forzó a aceptar a John como cuñado. Pero desde entonces la relación no es la misma y la tensión entre ambos crece a cada día. Mientras pensaba en el, John termino de recoger sus cosas, salió con la moto y se dirigió a Silent Hill sin volver la vista atrás. En su fuero interno, en lo mas profundo de el sabia que nunca volvería a esa casa.



Brahams (EE.UU.) 3:40 de la mañana Isabella sale de un taxi acompañada del taxista que acerca una maleta hasta la puerta de una casa de estilo colonial de mas de 100 años de antigüedad, una de las mas viejas que quedan en pie en el pueblo. Depositada la maleta extiende la mano hacia su cliente buscando una propina que no llegara. Isabella pasa a su lado como si fuera un arbusto a lo que el perplejo taxista solo responde con un mudo corte de manga marchándose. Isabella llamo al timbre y espero, a cabo de un par de minutos un hombre moreno por fin abre la puerta. El hombre mide 1,78 y viste pesimamente, la ropa esta arrugada y sucia de polvo, apesta a sudor y su cara refleja cansancio. Le cuesta unos segundos pero finalmente lo reconoce, es Alexander su “querido” hermano, verle en ese estado le profunde un extraño placer dentro de ella, sonríe de lado y cruza el umbral. “Tan patético y servicial como siempre, tan útil como un perro.” piensa Isabella para sus adentros mientras se dirige a las escaleras. –Alex, ¿Esta mi habitación preparada?- Pregunta Isabella. –No, no he tenido tiempo mas que para adecentar la mía. Tienes sabanas…-Le replico Alexander para ser atajado rápidamente por Isabella. – Acepto gustosa tu habitación. Muchas gracias “hermano” por ser tan gentil y comprender que vengo cansada del viaje.



Entro en la habitación que a pesar de que nadie ha pisado la casa en 2 o 3 años, Desde que su padre se mudo a Washington, la encontró muy limpia. Su hermano había hecho bien su trabajo. Se tumbo en la cama y se abandonó al sueño, un sueño inquieto y plagado de sombras acechantes, que concluyo otra vez con el sonido de un teléfono.



Isabella cogió el teléfono. –Soy Isabella Hardy- Contesto secamente al presentarse el interlocutor– Y usted “tendría la amabilidad de decirme” a que se debe esta llamada a las 4 de la mañana.-El aludido se disculpo y colgó el teléfono antes de permitir que Isabella contestara.



Cualquier persona estaría como mínimo preocupada ante la llamada de un poli que no quiere nada a las 4 de la mañana. Pero no Isabella. No, ella ni se inmuto ante esa llamada. No porque tuviera la sangre fría. No porque la lógica dictara que la mujer misteriosa y el policía de Brahams estuvieran juntos en esto. No porque fuera tan inocente de creer que realmente se hubiera equivocado al llamar. No porque tuviera planeado si se ponía feo el asunto ordenar a su hermano y a Derek que mataran a esa zorra y la tiraran en su coche al lago Toluca. No, la razón de porque no le importaba era mas simple que todo eso, estaba demasiado cansada y borracha para que le importara nada una mierda. Y volvió a dormir.



Hola gente de nuevo, si sé que llevo semanas de retraso ¿Pero que coño importa? Esta parte me ha llevado muchísimo mas tiempo de lo que esperaba, pero considere que tenia que ponerle un poco mas de interés porque me parecía importante para el contexto de los personajes, pero aun así joder que coñazo esta parte. Quiero llegar ya a las tortas!!! Empiezo a entender Matrix, mucho hablar y poco disparar. Para esta historia recomiendo “One soul more to the call”. No tiene en si mucho que ver la canción con la historia en si pero me gusto como titulo para la historia.


Pd: Cuernos el anterior fue el post 69 y yo que queria poner una guarrada XDDD, es coña.
Pd 2: Esta vez paso de cursivas y subrayados, toy mu perro.








2 comentarios:

  1. Mierda! Llevo tanto tiempo en el Marasmo de la Perdición que ni me había dado cuenta de que habías empezado esta historia nueva >.<. Voy a tener que darle un buen repaso bien pausadamente. Ya te comentaré cuando lo haya leído todo ^^

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  2. Hi! la verdad ni me di cuenta de que habias comentado. Ultimamente estoy mentalmente solo a tiempo parcial. Espero tu opinion ^^!!

    Nos vemos

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