martes, 15 de diciembre de 2009

El arrogante, el imbecil y el ignorante.

Siempre me he quejado de como se trata a la comunidad científica, pero si los que hablan suelen ser una panda de cabezotas-arrogantes-que-se-creen-en-posesión-de-la-verdad-absoluta, es normal.


El otro día iniciamos la apertura de la pastilla roja y claro como no podía ser de otra manera me patino la neurona y hable con demasiada prepotencia. Lo siento pero me cuesta cuando toco ciertos temas ser totalmente capaz de no hablar con petulancia y arrogancia. La costumbre de que la ciencia sea marginada y que a una panda de “pseudo – científicos” les crean a conseguido generar en mi una especie de Hyde que me obliga a actuar de forma un tanto triste. No eso es una vil mentira, nadie me obliga, lo hago porque siempre gusta sentirse superior (moral o intelectualmente). Es un sentimiento que brota en ocasiones, pero hace que me comporte como un imbécil. A lo cual si le unimos que al fin y al cabo no soy mas que un ignorante incluso de los temas que suelo predicar eso me convierten en… exacto un político: Ignorante, imbécil y arrogante; vamos un completo capullo.

Desde aquí dirijo mis disculpas a mi compañera Belsan que se a mordido la lengua en el blog la pastilla roja, pero aquí tiene mi permiso para ponerme a caer de un burro.

2 comentarios:

  1. Tzunki...
    ESTÁS PARANOICO.
    No has sido arrogante en absoluto!! ¿De dónde sacas esas cosas, Bona Dea? >.<

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  2. Ok, definitivo necesito vacaciones y un psiquiatra

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